PROPÓSITO
Cada grupo social elige a sus sabios y a sus héroes. Pero al elegirlos se define a sí mismo, tanto o más que a la persona escogida como paradigma de sabio, de filósofo o de héroe.
- Gustavo Bueno
Cada grupo social elige a sus sabios y a sus héroes. Pero al elegirlos se define a sí mismo, tanto o más que a la persona escogida como paradigma de sabio, de filósofo o de héroe.
- Gustavo Bueno
Neo Ídolos nació de una ironía muy española.
Siendo católicos, nos llamaron idólatras, y respondimos con arte.
Porque el arte no es idolatría: es un recordatorio de la eternidad.
La idolatría es la vanidad del individuo, lo banal;
el arte, en cambio, es orgullo de todos, lo trascendente:
la valentía, la verdad, la belleza.
Es la expresión visible de las grandes virtudes
en las que experimentamos lo divino.
Toda civilización comienza en un rito
y muere cuando olvida sus orígenes.
Por eso Neo Ídolos no es una marca: es una cruzada estética.
Un intento de restaurar la unión entre piedra, fe y sangre,
de devolver a la forma su poder de inspirar el espíritu.
Somos herederos de la sabiduría de Grecia,
de la ley de Roma,
del desengaño de Hispania,
y de la fe católica que les dio sentido y alma.
De esa síntesis católica, trágica y heroica que dio sentido al mundo
se alza nuestra obra,
como una nueva Anábasis:
el ascenso del hombre hacia su renacimiento.
El mármol, el oro, la obsidiana o el lapislázuli
son vehículos de lo sagrado,
lenguajes con los que la materia recuerda su forma divina.
Cada escultura es una oración silenciosa,
cada textura una vestidura del alma,
cada busto, un espejo.
En Neo Ídolos, el Ídolo no representa una figura ajena: te representa a ti.
Es el reflejo del ideal que estás llamado a ser,
la tensión entre tu destino y tu virtud.
Nuestra misión es restaurar el culto a la grandeza.
Cada acto de resistencia ante la mediocridad
es una afirmación de que la belleza sigue siendo un camino hacia Dios.
El Ídolo no es un fetiche: es un recordatorio.
Un espejo donde el hombre moderno vuelve a ver su llamado.
Frente a una época que ha cambiado el rito por la inmadurez perpetua,
la verdad por la opinión,
y el arte por la propaganda;
que ha sustituido a los héroes, a los santos y a los sabios
por falsos ídolos, artistas farsantes,
ideologías huecas y tramas de falsos salvadores
que ofrecen sinsentido a cambio de obediencia,
que entretienen para domesticar,
que confunden libertad con deseo
y virtud con marketing,
alzo una advertencia:
“La belleza carente de fuerza odia al entendimiento porque éste exige de ella lo que no está en condiciones de dar.
Pero la vida del espíritu no es la vida que se asusta ante la muerte y se mantiene pura de la desolación,
sino la que sabe afrontarla y mantenerse en ella.
El espíritu sólo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento.
El espíritu no es esta potencia como lo positivo que se aparta de lo negativo,
sino que sólo es esta potencia cuando mira cara a cara a lo negativo y permanece cerca de ello.
Esta permanencia es la fuerza mágica que hace que lo negativo vuelva al ser.”— Hegel
El Ídolo no salva: revela.Y quien se atreve a mirarlo sin máscaras, recuerda quién es.
— Caesar Borja, fundador de Neo Ídolos