Nikola Tesla

Estás llamado a revelar lo oculto y a encender lo que el mundo teme.
Inspírate en él cuando busques la chispa que los poderosos no pueden apagar.

El busto de Nikola Tesla encarna al hombre que no solo inventó, sino que descifró las leyes secretas del cosmos. Sus obras —la corriente alterna, la transmisión inalámbrica, la energía infinita— fueron apenas un destello de lo que imaginaba: una civilización libre de cadenas, sostenida por el poder inagotable del universo.

Pero ese sueño fue sofocado. Tras su muerte en soledad, sus papeles desaparecieron en manos de gobiernos y corporaciones. Sus experimentos más radicales —armas de energía, torres que domaban el cielo, proyectos de comunicación planetaria— quedaron sepultados bajo el velo del secreto.
Tesla se convirtió así en mito y advertencia: el Prometeo moderno que trajo el rayo y fue castigado por ello.

Este busto es un espejo de lo prohibido y lo eterno: recuerda que la verdad puede ser enterrada, pero no destruida. La chispa de Tesla vive en cada hombre que busca más allá de lo permitido, en cada espíritu que sabe que la luz no pertenece a los reinos de este mundo, sino a la eternidad.